sábado, 6 de diciembre de 2008

Agresividad entre Gatos

Pets y Más. Costa Rica 2007 Año 8. Volumen 1 Número 86

M.Sc. David Peiró
Etólogo Clínico Veterinario
Adiestrador Canino
Director Centro de Adiestramiento y Psicología Canina FOGAUS
Tel: 2448 7128
www.fogaus.com
info@fogaus.com


SECCION DE COMPORTAMIENTO ANIMAL


Agresividad entre gatos.

Quienes tenemos varios gatos en casa, seguramente en alguna ocasión hemos presenciado alguna pelea entre ellos. A veces esas peleas se hacen persistentes y hay importantes lesiones en alguno de ellos y otras veces se solucionan por si mismas.

La vida social de los gatos es complicada ya que estamos ante una especie cuyos patrones sociales son sumamente diversos en función del contexto que les rodea y de otros muchos factores. Asi, podemos encontrar diferentes formas de vida en ellos, teniendo en cuenta, que posiblemente son solitarios por una cuestión de supervivencia, ya que cazan pequeñas presas y por lo tanto no necesitan ayuda de otros congéneres para cazarlas.

A veces forman grupos en función de la abundancia de recursos alimenticios, pero el gato domestico, obligado a estar en una vivienda y a relacionarse con otros individuos de la misma o diferente especie, en donde además la comida la tiene servida, trastoca y varia mucho su comportamiento así como sus relaciones sociales.

El orden jerárquico en ellos es poco evidente. Gatos que muestran dominancia ante los recursos alimenticios, pueden no mostrarla con los lugares de descanso u otros. Por ello, no debemos hablar de jerarquías las cuales generalmente presentan una marcada estabilidad una vez establecido el grupo, sino de relaciones sociales que nunca serán estables en el tiempo debido a que hasta cualquier insignificante cambio puede variar esas relaciones rompiendo asi el equilibrio establecido. Esto, en numerosas ocasiones, explica que se de agresividad entre gatos, ya sea entre aquellos que llevan mucho tiempo conviviendo juntos como con la introducción de un nuevo gato en el hogar.

Pero antes de entrar en la materia de la agresividad entre gatos y su tratamiento, es importante señalar un factor sin duda de gran relevancia en la comprensión de los motivos que pueden llevar a un gato a presentar agresividad con otros, esto es, el periodo critico de socialización. En el gato, el desarrollo cerebral y el número de sinapsis sufre un espectacular incremento desde el nacimiento hasta la séptima semana, influenciado de forma positiva o negativa por el entorno. Es por tanto de este periodo del que dependerá que el gato adquiera las normas básicas de conducta social y que en el futuro acepte el trato tanto con los de su especie como con otras, perros, humanos, etc. Es difícil que el gato socialice el resto de su vida con cualquiera de ellos si en ese periodo no ha tenido contacto con dichas especies.

Son varias las consecuencias de la agresividad que se pueden dar entre gatos que conviven en la misma casa, como conductas de marcaje, transmisión de enfermedades (por ejemplo, la Bartonella henselae), danos físicos, estrés, etc. Como siempre, debemos realizar distintas pruebas médicas y valoraciones neurológicas para descartar que la agresividad pueda tener un origen orgánico, como traumatismos craneales, encefalopatía hepática, disfunciones tiroideas, etc. Una vez descartadas las patologías orgánicas, procederemos a determinar los motivos que causan dicha agresividad que pueden ser, de modo general, de varios tipos:

- Agresividad por falta de socialización: debido, a como se ha señalado anteriormente, la falta de contacto o experiencias negativas en el periodo crítico de desarrollo con las especies a las cuales muestra esa conducta agresiva. En estos casos la patología conductual es de difícil solución, pero debe tratarse desensibilizando al animal frente a esas especies, y asociando estímulos positivos ante su presencia.

- Agresividad por juego: en la que los juegos son excesivamente violentos. En ellas no observaremos las posturas corporales típicas de agresividad ofensiva o defensiva. El tratamiento es contracondicionar cuando vayan a emprender la conducta ofreciendo, tal vez, otras alternativas de juego diferentes.

- Agresividad por miedo: podremos reconocerla fácilmente por la postura corporal del gato (piloerecci­ón en todo el cuerpo, presentación lateral con tronco arqueado, cola erguida en forma de U invertida) El tratamiento consistiría en una estabilización ambiental, esto es, suprimir aquello que cause ese miedo, y si no es posible, desensibilizar al animal ante el estimulo aversivo. En los casos que ambas estrategias no den un resultado satisfactorio, habrá que apoyar el tratamiento con fármacos psicotrópicos.

- Agresividad redirigida: muy frecuente. Se da en animales que dirigen su agresividad a un sujeto u objeto diferente del estimulo cuando este ultimo no esta accesible. Este tipo de agresividad se suele dar mucho ante la visualización de gatos extraños en el exterior a través de las ventanas de la casa a los cuales no tiene acceso, o ante la introducción de nuevos miembros en el hogar, o en cualquier situación que pueda producir frustración en ellos. Por tanto, debemos tratar de identificar y eliminar el estimulo que causa dicha conducta estabilizando así el ambiente.


- Agresividad intrasexual: o agresividad entre individuos del mismo sexo, mas común entre machos que entre hembras, y que suele ir acompañada de marcaje urinario. Generalmente se produce en épocas de reproducción o por motivos territoriales. La castración suele ser muy eficaz ya que la modificación de conducta en estos casos tiene un pronóstico muy desfavorable.

- Agresividad territorial: tanto el territorio como las distancias sociales son de suma importancia en la conducta del gato, y cualquier intrusión o acercamiento puede resultar causante de una agresión. Es una causa frecuente la introducción de un nuevo gato en la casa o cualquier cambio que en ella se produzca que afectara la conducta social de aquellos que convivan juntos.

Pero a diferencia de lo que ocurre con los perros, los gatos que defienden el territorio emprenderán una búsqueda y un acoso constante a los miembros que se aproximen atacando activamente. Deberemos habituar al gato agresor a la presencia del otro. Para ello, primeramente encerraremos a uno de ellos en una habitación mientras el otro recorre toda la casa dejando sus olores y huellas y reconociendo y habituándose a los del otro, y viceversa.
Después de unos días así, dividiremos sus territorios mediante barreras físicas, de tal forma que puedan verse y olerse asociando además en estas ocasiones estímulos positivos como premio en comida, etc. Finalmente retiraremos esas barreras siempre bajo estricta supervisión. El pronóstico suele ser favorable siempre que se haga gradualmente.

En definitiva, todas las acciones encaminadas a estabilizar el territorio, tendrán un efecto positivo en la agresividad entre gatos, pudiendo así aplicar las terapias y conductas adecuadas y solucionar el problema.

Dar a cada gato su bandeja de eliminación y comederos independientes, sus lugares de aislamiento tan importantes en esta especie, enriquecer el ambiente mediante juegos (por ejemplo, escondiendo la comida de tal forma que trabajar para conseguirla, etc.) pueden ser elementos que no solo solucionen los problemas de agresividad entre gatos sino que también los prevengan.



jueves, 23 de octubre de 2008

Problema de Picaje en un Guacamayo

http://www.veterinaria.org/revistas/redvetVol. VII, Nº 09, septiembre/2006 –http://www.veterinaria.org/revistas/redvet/n090906.html
Peiro, David; Trabajo conjunto con compañeros del Master en Etologia Clínica Veterinaria y Bienestar Animal. Facultad de Veterinaria, Universidad Complutense de Madrid. Picaje en Papagayo. Revista Electrónica de Veterinaria REDVET ®, ISSN 1695-7504, Vol. VII, nº 06, Junio/2006, Veterinaria.org ® -Comunidad Virtual Veterinaria.org ® - Veterinaria Organización S.L.® España. Mensual

Picaje en una Guacamaya Híbrida de Ara militaris.

Resumen

En este caso trataremos un problema depicaje en una guacamaya híbrida de Aramiltaris - Ara macao, hembra, de 6 añosde edad, llamada “Chico”. Existencomponentes de ansiedad e impronta. Elave responde satisfactoriamente a laadministración de Haloperidol ymodificación de conducta.

Antecedentes

La guacamaya es parte de la colección animal de Faunia, parque zoológico de Madrid. Elequipo veterinario de Faunia atiende el problema ante el reporte de los cuidadores del área.

Motivo de consulta: Picaje recurrente

Historia

“Chico” fue donada a Faunia en marzo de 2003, el personal del zoo no pudo precisar las razones, habiendo vivido hasta entonces con una familia particular que la había adquirido en una tienda de mascotas. Su lugar de exhibición es un recinto de 50m2, una recreación bien lograda de la jungla; es alojada con otras guacamayas (Ara ararauna, Ara macao),diversas especies de aves (trompeteros, tucanes toco y sulfurados), además de una colonia numerosa de monos ardilla, donde tiene un contacto muy estrecho con los visitantes del zoo. Su alimentación es variada, a base de frutos frescos y secos, y le esofrecida en 2 tomas por la mañana y la tarde. El temperamento de Chico es en generalnervioso y asustadizo, tiembla ante la presencia de extraños, y arremete cuando intentatocársele, aunque con ciertos cuidadores es bastante cariñosa; se le guarda durante lasnoches en una jaula de 40-60 cms junto a otra guacamaya, como medida deenriquecimiento social, con la cual convive armónicamente.Cerca de año y medio después de la donación, comenzó a arrancarse las plumas en elárea de la pechuga, los veterinarios de Faunia realizaron un examen exhaustivoanalizando alimentación, instalaciones, y al animal mismo y tras descartar las principalesenfermedades causantes de pérdida de plumaje en psitácidas, se concluye que elproblema era psicógeno, y se retira de exhibición ya que la apariencia del ave estababastante deteriorada. Se decide tratar farmacológicamente, eligiendo para elloHaloperidol a dosis de 0.1 ml cada 12 hrs (J. Grifols, R, Molina, 1992). A las 2 semanas,al ser evidente una mejoría, percibida por la aparición de cañones en el área afectada,se le reduce la dosis a 0.08 ml cada 12 hrs. Un mes después se le vuelve a ajustar ladosificación, esta vez a 0.05 ml cada 12 hrs, suspendiéndosele el tratamiento 2 semanasdespués cuando presenta de nuevo todo su plumaje. Chico fue devuelto a su exhibición ala semana y durante 3 meses no presentó problemas evidentes; sin embargo, un día especialmente concurrido en el zoo, comenzó a arrancarse nuevamente las plumas de lamisma zona.Los episodios fueron reportados por los cuidadores, al principio no fueron observadosdirectamente, pero se percataron de ellos por los gritos de dolor de Chico y la presenciade plumas por el suelo, posteriormente podía observarse al ave mutilándose progresandomuy rápidamente el problema; se sugiere retirar al ave de exhibición al ser altamenteprobable que ésta haya desarrollado una fobia hacia el público. En esta ocasión, losveterinarios intentan resolver el problema utilizando un fármaco que disuada al ave poraversión sensorial, administrando Specicare Bitter® en aerosol (antiséptico repelente abase de Clorhexidina que por su sabor amargo evita mordeduras en piel, vendajes yobjetos) sobre el área afectada, no se obtuvo resultado alguno.

Examen Físico

Chico peso 300 gr, Condición corporal media, Pulso: 125 latidos/minutoFue encontrado normal, a excepción de las zonas alopécicas en el área de la pechuga, sineritema ni inflamación, la condición del resto del plumaje es buena.Raspados de piel: negativos.Examen neurológico: normal.Bioquímica: normal.Examen a Enfermedad de Pico y Pluma: negativo

Diagnóstico Diferencial:

El picaje es uno de los problemas más típicos en aves en cautiverio y aunque se conocenvarios agentes causales (ver cuadro 1), es un problema multifactorial. La primeradiferenciación que debemos hacer es si el picaje es llevado a cabo por el ave misma opor un compañero de jaula, lo cual es muy común si el espacio de encierro es reducido(Galindo, F, 2004)Cualquier enfermedad que ocasione prurito o dolor puede dar origen a un exceso deacicalado que puede derivar hasta auto mutilaciones (parasitosis internas o externas,tumores, alergias, hongos, foliculitis).Durante la época reproductiva los niveles hormonales elevados disparan las agresionesínter específicas en defensa del territorio (nido) y la pareja (Grifols, j, 1998), el aumentodel acicalamiento , y la construcción del nido utilizando plumas del pecho, abdomen ypiernas para mantener más calientes los huevos (Rosskopf, W, 1996), resultan muchasveces en pérdida de plumas.Por otro lado, las deficiencias proteínicas, Vit A y Vit B y de calcio inciden en la calidad ycolorido del plumaje (Rosskopf, W1996), así que cualquier enfermedad hepática,pancreática, renal o gastrointestinal que afecte la absorción de nutrientes debe serdescartada. Obviamente la composición nutricional de la dieta debe ser analizada.En el caso de psitácidas, existen 2 enfermedades víricas muy graves y contagiosasPolyoma y Enfermedad de pico y pluma) entre cuyos síntomas se encuentra la pérdida deplumaje, es práctica usual en zoológicos aplicar estas pruebas en cualquier animalsospechoso. El diagnóstico se hace por PCR en muestra de sangre y pulpa de plumas;debe hacerse una segunda prueba a los 90 días. (Forbes, N. 2002).

Cuadro 1: PRINCIPALES ETIOLOGÍAS DE PICAJETIPOS CAUSAS ESPECIES

Desequilibrioshormonales
Deficiencia tiroideas,adrenales y sexuales
Desnutrición
Hipovitaminosis A y B
Dietas altas en grasa y bajas en calcio
Enfermedades del pico y plumas
Bacterianas gram y Hongos Candida spp, Aspergillus, Rhizopus spp
Enfermedades sistémicas
Signo de enfermedad, hepáticas, psitacosis
Giardiasis
Respuesta autoinmune a las toxinas del parásito
Ninfas
Lesiones misceláneas
Quistes ,plumas rotas sangrantes, tumores, cortes,CanariosGuacamaya azul y dorada
Multicausal Varias patologías sumadas
Parásitos cutáneos
Cnemodicoptes
Myalges nudes
Periquitos australianos
Loritos de mejillas grisesP
arásitos externos
Dermanyssus spp
Malophaga spp
Pnemodycoptes spp
Ornythonyssus spp
Por dominancia
Entre compañeros de jaula
Psicógeno
Aburrimiento
Ansiedad
Problemas emocionales
Gris africano
Cacatúas
Guacamayas
Cotorras
Sexual
Nidación
Cortejo
Agresividad intersexual
Cacatúa de pecho rosado
Síndrome de Mutilación
Picaje violento bajo alas y patas, posible etiología viralo por ciclos sexuales
Amazonas
Guacamayas
Gris Africano
Virus Pox, FBV, Herpesvirus
Cacatúas
Guacamayas
Loritos besucones

Los agentes medioambientales y el manejo también deben ser evaluados a fondo,principalmente iluminación, humedad, ruidos, tamaño y forma de la jaula, limpieza deagua y alimentos; la falta de luz y humedad , el exceso de ruidos, la suciedad, las jaulaspequeñas o/y con esquinas cortantes, pueden desencadenar un problema de picaje.También un recorte excesivo o irregular de alas, debido a la irritación que provocan loscañones mal extraídos.Finalmente, puede ser un problema psicológico, con componentes de búsqueda deatención, que se refuerza con cualquier conducta activa del propietario para tratar deparar al ave; Por una falta de estimulación sensorial y mental, como conducta redirigidaante una situación estresante de la cual no puede escapar, o resultado de cualquiercambio en el ambiente de una animal “institucionalizado”, aquel que, contra la naturalezade las psitácidas, se ha acostumbrado al confinamiento al confinamiento solitario y tieneun déficit serio en la conducta exploratoria y social (Forbes, N. 2002).También puede ser producto de una conducta instrumentalizada de búsqueda deatención, que ha sido reforzada por cualquier conducta activa del propietario para tratarde parar al ave. Si cualquiera de estas situaciones se prolonga en el tiempo, puededegenerar en un comportamiento obsesivo-compulsivo, similar a la tricotilomania enhumanos (Brodnick, P. S, 1994). Los TOC se clasifican dentro de los desórdenesansiosos; ya sea por carencia de estímulos o por un fallo de la capacidad de adaptación aestos. En animales se han dividido en 3 grupos: de conflicto, de vacío y estereotipias. Lasconductas obsesivo compulsivas de conflicto incluyen aquellas que se desarrollan enambientes uniformes, empobrecidos, o de donde no excite la posibilidad de escape(Overall, K, 1997), que implican la ausencia de estímulos o la incapacidad de llevar acabo conductas que forman parte del repertorio natural de la especia (Jenkins, J, 2001).En aves, se reconocen como TOC, el picaje y el canibalismoCerca del 80% de los casos de picaje en psitácidas de zoo tienen origen psicógeno(Alcántara, G, 2006), y sospechamos que de este cuando el plumaje de la cabeza esta enbuenas condiciones y las únicas áreas en mal estado son las que están al alcance delave, lo cual era el caso de Chico. Si a ello sumamos que es un animal imprentado,proveniente de una casa particular, que cambio a un ambiente y manejo donde a pesarde estar rodeado de personas no tiene contacto estrecho con ninguna, indicando unpicaje basado en la ansiedad.


Tratamiento

El tratamiento se orienta a que Chico deje de auto mutilarse y recupere su plumaje. Al
ser la única guacamaya verde que tiene el zoo, Chico se considera muy valiosa y no se
desea retirar de exhibición definitivamente.
Se dan las siguientes recomendaciones:
1) Control estimular: Como los problemas de Chico comienzan cuando los estímulos de
su ambiente aumentan en intensidad, ante todo hay que proporcionarle un sitio donde
pueda relajarse, al momento de la evaluación la ansiedad del ave es evidente, por lo que
hay que retirarle por completo del exhibidor, alojándole en una zona donde los ruidos y
presencia humana sean moderados sin estar totalmente aislado, ya que esto podría
agravar el cuadro.
En esta zona será necesario poner a su disposición juguetes, plantas y suficiente material
para manipular y destruir con su pico, diversos estudios sugieren que el picaje es una
conducta exploratoria frustrada redirigida por la falta de material de forrajeo apropiado, y
la facilitación del mismo produce mejoras incluso en picajes firmemente establecido.
(Meehan y Mench. 2002,2003).
2) Farmacológico: Se sugiere utilizar Clomipramina (0.5-1 mg/kg sid) ya que tiene pocos
efectos secundarios y un alto margen de seguridad, sin embargo, el equipo veterinario
decide utilizar Haloperidol (0.05 ml cada 24 hrs.) debido tanto a la presentación soluble,
que dan mayor facilidad para administrar en aves como al éxito obtenido anteriormente;
La fisiología patológica de los DC no está bien entendida. Muchas de las evidencias que
se tienen sobre la ejecución de las conductas compulsivas ha sido resultado de las
consecuencias del consumo de drogas. Así, se ha visto que altas dosis de drogas
dopaminérgicas tales como la anfetamina o la apomorfina, son efectivas induciendo
conductas estereotipadas en animales, mientras los antagonistas de dopamina como el
haloperidol resultan en la supresión de las conductas estereotipadas que ocurren
espontáneamente (Luescher, 2003)
3) Habituación gradual: Una vez controlado el picaje se deberá reintroducir gradualmente
a Chico en el exhibidor, comenzando por períodos de algunas horas en días sin público
que aumentaran progresivamente si el ave no manifiesta ansiedad o la conducta
compulsiva. Se habilitará una zona dentro del exhibidor donde pueda esconderse cuando
lo necesite, o permitirle retirarse; poco a poco se extenderá el tiempo de exhibición con
la presencia de público. Asimismo, como medida preventiva, una vez controlado el
picaje, se sugiere retirar al ave de exhibición los días en que se espere un gran número
de visitantes, como vacaciones, puentes, días con varias excursiones planeadas, etc.
Las técnicas de exposición se han mostrado especialmente útiles en el tratamiento de
todos los tipos de fobias, el TOC, y otros trastornos de ansiedad. En general, cualquier
trastorno que tenga como base la evitación o el escape para reducir la ansiedad, puede
ser tributario de la exposición, Se intentara hacer la exposición de forma gradual, es
decir, enfrentando las situaciones por orden de dificultad, empezando por las más fáciles
para ir aumentando la dificultad hasta alcanzar las situaciones que producen los niveles
mas altos de ansiedad. Este proceso se conoce como desensibilización. Es necesario
tener claro que aunque en ocasiones el paciente evite o se escape de la situación durante
el proceso, no se debe interpretar como un fracaso o retroceso, ya que esas situaciones
se podrán enfrentar en un futuro. (Heiblum, M, 2005).
4) Se recomienda ampliamente sesiones de adiestramiento con refuerzo positivo, las
psitácidas son aves muy inteligentes que suelen disfrutar de este tipo de comunicación
social (Portilla, A, 2006), éstas funcionarían como enriquecimiento social, especialmente
en el caso de Chico al provenir de un hogar particular, y estar acostumbrado a tener
vínculos fuertes con personas.
Incluso, podría utilizarse este adiestramiento como elemento distractor durante la
exposición gradual a la situación fobica. La habituación es un proceso con el cual los
animales aprenden a adaptarse a un estimulo o experiencia (viajar en automóvil,
quedarse en un áarea confinanda, usas accesorios de control, exposición a las personas
durante la etapa temprana de sociabilización, etc). En ningun momento deben de existir
consecuancuas negativas durante la exposición para que al repetirse los estimulos sin
ninguna consecuencia, pierdan significado en la vida del animal (Heiblum M. 2005) Si
conseguimos que Chico se sienta relajado y tranquilo durante los entrenamientos con él
en presencia de los visitantes, quizás si esta concentrado en el ejercicio se olvida de los
visitantes, y finalmente se habitúa a ellos.

Seguimiento

El ave presenta buena cantidad de cañones; a las 2 semanas presenta un cuadro de
somnolencia y desorientación, por lo que se reajusta la dosis a 0.03 ml; se sugiere
nuevamente cambiar a Clomipramina.
Un mes después, con el pecho casi cubierto de plumas nuevamente, comienza la
reintroducción que esta en curso.

Bibliografía

1. GRIFOLS J. Molina R. Manual Clínico de Aves Exóticas, 1992.
2. BORDNICK, P.S., Thayer, B.A., Ritchie, W. 1994. Feather picking disorder and
trichotillomania: an avian model for human psychopathology. J. Behav. Ther. Exp.
Psychiatry 25. 189-196.
3. ROSSKOPF Walter, Woerpel Richard. Diseases of Cage and Aviary Birds. Williams
and Wilkins, 3rd edition. Hong Kong. 1996
4. JENKIN J.R. Feather picking and self-mutilation in psittacines birds. Veterinary
Clinic of North America on Exotic Animal Practice. 2001. Sept 4)3). 651-657
5. FORBES Neil. Clinical Approach to feather plucking. Avian and Exotic Department.
University of Bristol. Gloucestershire. UK
6. OVERALL Karen. Clinical Behavioural Medicine for Small Animals. Ed Mosby.
U.S.A. 1997.
7. LUESCHER Conductas compulsivas en animals de compañia. Department of
Veterinary Clinical Sciences, Purdue University, West Lafayette, Indiana, USA.
2000.
8. HOUOT K.A. Recent Advances in Companion Animal Behavior Problems, (Ed.) .
International Veterinary Information Service, Ithaca NY (www.ivis.org), 2000;
A0804.0900.ES
9. HEIBLUM Moisés, DVM Cert, Private practice in small animal behaviour problems,
Jardines de San Mateo, México. Memorias de la Exposición “Understanding
Behavioural Modification Techniques as a Therapeutic Tool, WSAVA 2005.
10. ZARAGOZA Felix, Comunicación Oral. 2006.
11. WILSON, L. Lightfoot, L. Concepts in behaviour. Section III: Pubescent & Adult
Psitacine Behavior: Clinical Avian Medicine.
Trabajo recibido el 10/06/2006, nº de referencia 090620_REDVET. Enviado por su autor. Publicado
en REDVET® el 01/09/06. (Copyright) 1996-2006.
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Trastorno de Disfuncion Cognitiva

Sección de Comportamiento Animal
Pets y Más. Costa Rica 2007Año 7. Volumen 1Número 83

MSc. David Peiró Puente

Etólogo Clínico Veterinario y Adiestrador Canino
Director Técnico Fogaus Educación Animal
Correo electrónico: etologiapeiro@yahoo.es
Teléfono: (506) 339 27 80

Trastorno de disfunción cognitiva en un mestizo


“Bani”, macho mestizo de husky siberiano de 11 años,39 kilos de peso y esterilizado. Fue recogido en un refugio de animales. Convive con Federico, un hombre de 74 años de edad. Convive también con un gato siamés de 4 años de edad.

Historia:

“Boni” fue adoptado a la edad de 7 años aproximadamente en un centro de acogida. El propietario, Federico, vive con sus hijos en un departamento de una ciudad y no ha realizado ningún cambio de domicilio desde que le adoptó. El animal se adaptó perfectamente a la convivencia con él y con el gato y Federico comenta que no ha tenido ningún problema destacable con el perro hasta hace unos 6 meses en que ha notado un cambio de actitud progresivo. Las comidas, compuestas de pienso de gama alta, se la daba dos veces al día, mañana y noche, y no informa de ninguna anormalidad hasta hace un tiempo en que el animal perdió un poco de interés por la comida, no dirigiéndose a ella con la misma voracidad con la que lo hacía meses atrás. Por otro lado, nos informa que le nota menos activo en general y tampoco muestra la mismas ganas de salir a la calle. Anteriormente, el perro se ponía muy inquieto nada más su dueño agarrase la correa. En la calle ahora no suele interactuar con los demás perros a diferencia de cómo lo hacía antes, al igual que tampoco lo hace con él salvo cuando se queda solo en que trata de buscarle. Las órdenes de sentado y tumbado que antes se le habían enseñado ya no las responde salvo contadas ocasiones. Comenta también que a diferencia de lo que ocurría anteriormente en que el perro siempre eliminaba fuera, se ha encontrado varias veces micciones y defecaciones en la casa después de regresar él de la calle. También le ha notado una ansiedad que va en aumento. Comentan que el perro intenta seguirle por la casa, y cuando cierra la puerta de cualquier habitación éste se queda esperando fuera gimiendo y rascando la puerta. El perro suele dormir en el salón, aunque Federico le ha cambiado su lugar de descanso situándolo al lado de su cama. Varias noches le ha escuchado gimiendo mientras deambulaba por la casa. Ha notado que el perro no duerme durante toda la noche, sino que a menudo se levanta.En una ocasión, y por consejo de un amigo, dejó filmando una cámara cuando él se ausentó de la casa. Al reproducir el vídeo observó cómo “Boni” comenzó a rascar la puerta de salida, gimiendo durante un rato. A continuación orinó en el pasillo y se fue a su colchoneta donde se tumbo, aunque lejos de calmarse siguió gimiendo durante 20 minutos más. Frecuentemente realizaba idas y venidas de la colchoneta a la puerta de salida. En definitiva, nota al perro muy cambiado, ansioso, disperso, como confuso, desorientado y menos activo. Supone que el perro es ya mayor y por ello actúa así, aunque prefiere confirmarlo con un especialista e intentar paliar esta degeneración de su perro.

Examen médico y Pruebas de laboratorio:

Examen clínico normal. Examen neurológico normal. Analítica sanguínea normal, perfil sérico, urianálisis y electrocardiograma para hacer una evaluación antes de medicar y a intervalos de 6 meses durante toda la terapia. Pruebas de laboratorio con resultados dentro de los parámetros normales.

Diagnóstico diferencial:

Dada la edad del animal, es importante tener en cuenta los signos clínicos que muestra el animal que pueden crear confusión a la hora de elaborar un diagnóstico correcto por lo que no ha de existir ningún otro proceso patológico que pueda explicar el cambio de comportamiento del animal (Manteca, 2003), como trastornos tiroideos, hidrocefalia, meningitis, etc. El síndrome de disfunción cognitiva conlleva diversos cambios de comportamiento como consecuencia del proceso degenerativo al que se ve sometido el sistema nervioso central del animal. Cambios como la disminución de la actividad, alteraciones de sueño, confusión, eliminación inadecuada, menor interacción con otros animales o con los propietarios evidencian el diagnóstico de síndrome de disfunción cognitiva, más cuando se dan conjuntamente. Por ello el diagnóstico diferencial debería centrarse principalmente en enfermedades orgánicas que puedan afectar al comportamiento o en estados demenciales secundarios y la depresión que guarda una correlación con la senilidad. Por último, la ansiedad por separación tiene una elevada incidencia en los síndromes de disfunción cognitiva. Las posibles causas que podrían explicar este fenómeno podrían ser: la pérdida de memoria en el establecimiento de las rutinas previas, un fallo en el paciente para el reconocimiento de sus alrededores en ausencia de los miembros familiares, desorientación espacial o pérdida de los comportamientos desinhibitorios (M. Ibáñez, 2006)

Tratamiento:

El tratamiento debe dirigirse a la minimización de los signos clínicos asociados con la demencia y frenar la progresión de la pérdida de cognición. Se trata de tratamientos paliativos que retrasan el avance de la enfermedad y, para ello, actuaremos a 3 niveles: sobre la conducta y el entorno, y a nivel neuroquímico mediante el uso de productos farmacológicos. La modificación de conducta consistirá en la reeducación y un reforzamiento de las conductas previamente aprendidas por el animal. Con ello aumentaremos la estimulación mental acompañada con mayor número de salidas con el fin de fomentar el ejercicio. Las modificaciones del entorno se realizará mediante un enriquecimiento ambiental por estimulación de las vías auditiva, táctil, oral y olfatoria, así como una mejora de las actividades cinéticas. Así, se le dará comida casera a base de pollo con arroz con aceite de oliva para estimular el apetito. Así mismo, se aumentará la interacción táctil y la atención verbal con voces suaves que contribuyan a su relajación. Para la ansiedad por separación que muestra el perro, el tratamiento ha de ser similar al protocolo de tratamiento utilizado en animales con el mismo problema. Así, ignorar conductas de ansiedad y premiar los de relajación, habituación a la ausencia del propietario, entrenamiento de independencia, rutinas diarias, más salidas al exterior nos ayudará a mejorar dichos estados de ansiedad.

Tratamiento farmacológico:

Después de un análisis de resultados de las pruebas de laboratorio por parte del veterinario, se decide medicar con selegilina en dosis de 0'5 mg/kg/día. Ésta se ha mostrado efectiva para mejorar la memoria a corto plazo, reducir los signos clínicos asociados a la disfunción cognitiva, y aumentar la longevidad en perros ancianos. Se le suministrará por la mañana dada la alteración de sueño que padece el animal.La selegilina va mejorar a animales que presentan el Síndrome de Disfunción Cognitiva canina, al mitigar la depleción de neurotransmisores (especialmente Dopamina, precursora de la Noradrenalina) e incrementando la actividad catecolaminérgica y enlenteciendo el progreso de las alteraciones neurodegenerativas.

Seguimiento:

Federico se pone en contacto a la semana de comenzar el tratamiento e informa que ha notado una muy leve mejoría aunque no satisfactoria. Se le explica que el proceso es lento dado el trastorno del animal, y que los efectos del medicamento administrado no han comenzado todavía a hacer efecto. Después de 5 semanas se vuelve a poner en contacto informa de una notable mejoría en el animal. Se le recomienda la necesidad de volver a hacer una analítica completa del animal para controlar los efectos fisiológicos del fármaco.

Trastorno de Hipersensibilidad- hiperactividad

Pets y Más. Costa Rica 2007Año 7. Volumen 1Número 82

MSc. David Peiró Puente

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TRASTORNO DE HIPERSENSIBILIDAD E HIPERACTIVIDAD EN UN GOLDEN RETRIEVER

En este artículo se describe un trastorno de hipersensibilidad e hiperactividad de un macho de Golden Retriever cuyas quejas de los propietarios son el continuo estado de nerviosismo del animal, los destrozos de mobiliario y la eliminación inadecuada.

“Tongo” es un perro sin esterilizar, de raza Golden Retriever de año y medio de edad. La propietaria es Susana, que vive con sus dos hijos adolescentes en una casa de 100 metros cuadrados en el centro de una ciudad.

Historia:

Susana compra el perro en una tienda con cinco semanas de edad después de haberle estado viendo en la vitrina durante más de una semana. No tiene datos sobre el origen del perro antes de adquirirlo en la tienda.

Al principio de tenerlo, consideraban normal que el perro mordiese el mobiliario de la casa durante los primeros meses de su vida dada su condición de cachorro. Pero actualmente la situación se hace insostenible dada la destructividad del perro tanto en presencia como en ausencia de los propietarios. Al preguntarle cómo actúa ella o sus hijos cuando el perro muestra dicho comportamiento destructivo ella responde que gritando al perro e incluso pegándolo. Lo mismo ocurría al llegar a casa y ver los destrozos. La propietaria comenta que pasado un tiempo, el animal ya no salía a recibirles cuando llegaban a casa.

Susana informa que siempre ha sido un perro muy activo y nervioso, y reconocen haber jugado con él numerosas veces cuerpo a cuerpo contribuyendo así a aumentar la actividad y ansiedad del perro. Observan también que ya desde cachorro el perro mordía sus manos más fuerte de lo normal siempre que jugaban con él.

Por otro lado, la propietaria lo describe como un perro excesivamente sensible a cualquier estímulo, que reacciona ante cualquier movimiento o sonido, siempre en continuo estado de alerta. Añade que cuando el animal finaliza alguna actividad comienza con otra sin señal de parada entre una y otra, y observan en él una gran dificultad de poder centrar la atención, aunque normalmente lo consigue. De hecho, le tienen enseñado la orden de “sentado” en la cual pueden mantener al perro durante uno o dos minutos como máximo. Al preguntarles por las horas que duerme el perro no saben contestarlo con exactitud, pero nos informa que no pasa demasiado tiempo durmiendo sino, muy al contrario, que está activo la mayor parte del tiempo y de lo poco habitual que es ver al perro descansando.

Susana pasa la mayor parte del tiempo en su casa mientras sus hijos van al colegio y no vuelven hasta las 5 de la tarde. A lo largo del día el perro pasa la mayor parte del tiempo acompañado. Comenta Susana que cuando ella sale de casa el perro no muestra signos de ansiedad por su marcha, al igual que los vecinos a los que ha preguntado no han escuchado gemidos o ladridos por parte del perro.

Al principio, el animal tenía acceso a toda la casa, pero conforme se fueron agravando los destrozos decidieron ir restringiéndole los accesos hasta acabar finalmente encerrado en el pasillo de la casa en el cual ha rascado y agujereado las paredes.

Durante unas vacaciones fueron invitados a una finca en la montaña. Estuvieron allí por espacio de 15 días en los que el animal estuvo libre en un terreno vallado con más perros. En esos días, el animal dormía fuera de la casa y durante el día hizo mucho ejercicio jugando con los otros animales. Al llegar a su casa de la ciudad notaron una ligera mejoría. Se redujeron los destrozos de mobiliario y su actividad durante unos días pero finalmente su comportamiento fue cambiando hasta volver a la situación anterior.

La dieta está compuesta de alimento seco en un ochenta por ciento, y el resto de arroz con pollo hervido. El perro come con voracidad cuando se le pone la comida que suele ser cuatro veces al día. No tiene zona fija de dormir pues deambula por toda la casa, aunque la propietaria observa que tiene cierta tendencia a echarse bajo la mesa del comedor la cual está también en muy mal estado como consecuencia de las mordidas del perro. Suelen sacarle dos veces al día durante quince minutos cada salida. El perro se muestra muy nervioso cuando cogen la correa. El recorrido siempre es el mismo pues le dan una vuelta a la casa y a continuación le llevan al parque comunitario de los edificios de la zona.

Examen físico y Pruebas de laboratorio:

Peso: 38 kilos. Condición corporal normal. Pulso: 85 latidos por minuto. Examen físico y neurológico normal. Se realizan diferentes pruebas de laboratorio para ayudar a descartar posibles patologías que diesen lugar a dicho comportamiento: análisis de sangre y análisis de orina cuyos resultados quedan dentro de los parámetros normales

Diagnóstico Diferencial:

El destrozo de mobiliario es una causa muy frecuente de consulta por parte de los propietarios y puede ser causado por diferentes motivos.La primera variable que se debe estudiar que nos permitirá acercarnos hacia un diagnóstico acertado, después de haber desechado las posibles patologías orgánicas como causas del comportamiento destructivo, es el contexto en que ocurre dicho comportamiento. Así, la ansiedad por separación es un trastorno de comportamiento caracterizado por signos de angustia que se presenta cuando los perros afectados están solos o separados del propietario (V. Belligotti, 2006) Gracias a la filmación que nos ha proporcionado la propietaria, podemos observar las reacciones del perro ante la ausencia de sus propietarios. Así, se ve cómo la actividad que el perro muestra normalmente estando sus dueños en casa no se incrementa cuando estos salen por lo que la actividad motora aumentada sucede independientemente de la presencia o ausencia de los propietarios y del lugar donde se encuentre el perro. Esto nos permite descartar una posible ansiedad por separación que se caracteriza por tener como agente causal del comportamiento destructivo la ausencia de los propietarios.

El síndrome de privación es una alteración de la homeostasis sensorial en el cual el animal reacciona con miedo ante determinados estímulos del entorno (V. Coll, 2006). En él se observa un constante estado de vigilancia y extrema sensibilidad, pero este estado solo se da en situaciones en las que el animal tiene miedo. En el caso de “Tongo” esta conducta se da no solo en esas situaciones de temor sino también en situaciones de normalidad.

La disocialización primaria es una alteración del desarrollo caracterizada por falta de aprendizaje de las normas jerárquicas. En este tipo de trastorno no existe la inhibición del mordisco y las agresiones se producen por falta de jerarquización mientras que cuando ocurren con “Tongo” siempre son en situaciones de juego con los propietarios.

Por último, se descarta un posible trastorno de hiperquinesis que consiste en una disfunción de las vías nerviosas dopaminérgicas del sistema límbico y probablemente también la serotonina y la noradrenalina estén implicados en el problema. En este caso, el perro no sería capaz de poder centrar la atención en ningún momento al contrario de lo que le sucede a “Tongo” que, aunque con dificultad, sí lo consigue. Por otro lado no muestra ningún síntoma de agresividad, conducta característica de los perros que padecen dicho trastorno, y responde bien al adiestramiento.

Tratamiento:

Considerando el estadio avanzado del trastorno de hipersensibilidad e hiperactividad que padece el perro, se aconseja además de la aplicación de una terapia de modificación de conducta adecuada y de modificación del ambiente, apoyarlo con tratamiento farmacológico. El objetivo es disminuir el grado de actividad que tiene el animal y su autocontrol y no tratar de suprimir los síntomas específicos.

Para ello comenzaremos con ignorar al perro durante 14 días limitándonos a ponerle sus raciones de comida dos veces al día, una por la mañana y otra por la noche tratando de que no nos vea al hacerlo, así como sacándolo a eliminar excluyendo el paseo. Este será el tiempo en el que los ansiolíticos harán el efecto buscado, por lo que debemos informar a los propietarios de no realizar ningún tipo de aprendizaje al animal. Posteriormente comenzaremos con un adiestramiento en obediencia básica, primero en un contexto bajo en estímulos, aumentando paulatinamente los estímulos conforme el perro vaya aprendiendo las órdenes. Con ello conseguiremos un mayor control sobre el animal, sobre todo con la orden de “quieto” que usaremos para contracondicionar al animal y así relajarlo.

Por otro lado, el propietario deberá ignorar cualquier intento de llamar la atención por parte del perro, y recompensar aquellas conductas en que el perro se muestre tranquilo. No se deberá castigar la eliminación inadecuada del perro en casa, ni tampoco su comportamiento destructivo pues solo conseguiría agravar la situación y poner al perro en un estado más ansioso. Se aconseja utilizar las técnicas de contracondicionamiento en los casos en que muestre comportamientos destructivos.

Por último es necesario que el perro realice más ejercicio, ya que a través de él se podrá liberar el exceso de actividad motora del animal. Se aconseja, de hecho, que se una a algún grupo de Agility.

Tratamiento farmacológico:

Se le administrará fluoxetina, inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina, a 1 mg/kg cada 24 horas, y diacepam a 0.5 mg/kgmg kilo cada 12 horas durante la primera semana, mantener la dosis durante la segunda semana, la mitad del comprimido durante la tercera semana cada 12 horas y finalmente la misma dosis anterior pero cada 48 horas. Retirar el diacepam del tratamiento después de la cuarta semana.

Seguimiento:

Se ponen en contacto al cabo de un mes. Informan de una mejoría general, más tranquilo, aunque sigue mordiendo el mobiliario y eliminado en casa. Se le mantiene la fluoxetina en iguales dosis durante las próximas ocho semanas. Al pasar este tiempo se vuelven a poner en contacto e informan de que le perro está muy tranquilo, no destroza el mobiliario ni elimina en la casa. Se cambia la dosis de fluoxetina a medio comprimido cada 24 horas durante 8 semanas más. Nos contactan ya sin remitir ningún problema por parte del animal. Se le vuelve a cambiar la dosis de fluoxetina a medio comprimido cada 48 horas durante 6 semanas más y después retirar el tratamiento.

Ansiedad por Separacion

SECCIÓN DE COMPORTAMIENTO ANIMAL
Pets y Más. Costa Rica 2007
Año 7. Volumen 1
Número 81

MSc. David Peiró Puente
Etólogo Clínico Veterinario y Adiestrador Canino
Director Técnico Fogaus Educación Animal
Jefe de Proyecto del Centro de Rescate de Animales Silvestres "Rancho Margot".
Correo electrónico: fogaus@gmail.com
www.fogaus.com
Teléfono:(506) 2448- 7128


ANSIEDAD POR SEPARACIÓN

En la edición anterior se explicó la valoración del riesgo, el tratamiento y el seguimiento que requiere un animal con problemas de agresividad por dominancia. En esta edición se brindará información muy interesante sobre la ansiedad por separación que sufren ciertos animales, y además cómo resolverla.

La ansiedad por separación es un problema que afecta a un alto porcentaje de canes que cohabitan con nosotros. Ello es debido, sencillamente, a que nos necesitan cerca, “lo más lejos a su lado”. Son animales eminentemente sociales y la soledad, el abandono de los suyos, que también se da en la naturaleza de los lobos de los cuales provienen. Para el animal la soledad significa algo así como el fin del mundo, y es esta situación que viven la que les crea una ansiedad que para nosotros, o para nuestros vecinos, se hace realmente insoportable.

“Es que cuando me voy de casa el perro se enfada y me destroza todo, ladra sin parar para molestar, orina en cualquier sitio…Se venga de mí!”, suelen comentar los propietarios que padecen este problema con sus perros. Pero no se trata de eso. No debemos adjudicar jamás comportamientos humanos a los animales. Ellos son perros, y no entienden de venganzas, afortunadamente. Simplemente, dada la ansiedad que les provoca la sensación de abandono, han de exteriorizarla de alguna manera y lógicamente lo harán al estilo perro, mordiendo lo que encuentren, orinando donde puedan, porque no entienden de ética y normas de conducta humanas. Nunca debemos olvidar que son perros y sus códigos de comportamiento distan mucho de los nuestros. Además debemos saber también que tratando de adaptarlos a nuestra forma de vida no hacemos sino ir en contra de su propia naturaleza. Hemos de ser comprensivos.
¿Cómo sabemos si nuestro perro padece ansiedad por separación?

El diagnóstico es normalmente sencillo. Estos animales suelen mostrar ya la ansiedad incluso antes de la partida del propietario, y cuando se va el perro gime, ladra, se inquieta. Esto se debe a que el perro codifica a su amo como la figura de apego y sin él se siente perdido y desorientado. Los signos más frecuentes en nuestra ausencia son los ladridos y gemidos incesantes, micciones esparcidas por la casa y el destrozo de mobiliario. Siempre sería conveniente filmar con video para no errar en el diagnóstico y confundirlo con cualquier otra posible patología.

Los perros que incurren en estas conductas en ausencia de sus dueños generalmente lo hacen por el trastorno emocional que se produce por quedarse solos. Estos cambios de conducta van acompañados de una respuesta fisiológica indicativa de estrés.

Cabe realizar un diagnóstico diferencial que nos permita asegurar que el perro padece efectivamente ansiedad por separación, aunque también debemos tener en cuenta que este desorden de conducta puede manifestarse según las diferentes situaciones, como por ejemplo algunos la manifestarán solo cuando la ausencia del propietario se da en un horario no habitual para él, otros solo por la noche, etc. Pero por un lado trataremos de diferenciar esta patología de la eliminación inadecuada por falta de aprendizaje, o por demasiadas horas sin salir o por alguna otra causa orgánica. En estos casos, el comportamiento se produce tanto en presencia como en ausencia del propietario, así como el marcaje con orina.

También cabe descartar las vocalizaciones causadas por estímulos externos como ruidos o proximidad de otros perros, así como las vocalizaciones reforzadas por el propietario, las producidas por el juego o las que tienen su origen por cualquier forma de agresividad no están realmente asociadas a la ausencia o presencia de los propietarios. Sí requiere especial atención en este caso las vocalizaciones asociadas a fobias que serán más marcadas ante la ausencia del dueño.

La conducta destructiva puede tener su motivación por diferentes motivos: por juego, por la presencia de estímulos externos o por la excesivo carácter activo del perro. Ninguna de estas conductas está asociada a la presencia o ausencia del propietario tampoco.
¿Qué debemos hacer para solucionar el problema?

Primeramente hay que dejar claro que no siempre vamos a conseguir solucionar totalmente el problema en la gran mayoría de los casos, sino paliaremos su ansiedad hasta el punto de ser aceptable para nosotros Esto está en función de diversos factores como el grado de apego del animal al propietario, sus antecedentes, el factor hereditario, la separación temprana de la madre, el refuerzo dado a este comportamiento, posibles fobias, ansiedad generalizada, etc. pero sobre todo el empeño que ponga el propietario para solucionar el problema. Ese es, desde luego, un punto clave en ele tratamiento.

El primer paso es aplicar una terapia enfocada a la reducción de ansiedad del animal. Para ello utilizaremos diferentes estrategias. Por un lado tendremos que entrenar la independencia del animal. Trataremos de fomentar la interacción con otras personas de la casa y menos con nosotros. Así, el hecho de que esté con otras personas o perros ha de ser premiado de alguna manera.

Por otro lado, debemos realizar una terapia de desensibilización sistemática a nuestra ausencia, es decir, que el animal poco se acostumbre a estar solo sin que ello signifique abandono, que sea para él una rutina. Para ello procederemos realizando ausencias programadas graduales. Esto es: haremos lo mismo que hacemos cada vez que vamos a salir de la casa, el baño, vestirse, coger las llaves, etc. pero saldremos de la casa durante un minuto. Acto seguido entraremos de nuevo ignorando al animal. Después lo volveremos a hacer durante tres minutos y así progresivamente, repitiendo el proceso y aumentando el tiempo de salida. El animal entenderá finalmente que nuestra ausencia significa nuestra posterior presencia, independientemente del tiempo que pase.
Es de suma importancia también que ignoremos al animal no solo a nuestra llegada, sino 15 minutos antes de nuestra partida también. Eso hará entender al animal que el hecho de que nos vayamos o que regresemos no es un evento importante. Sólo tendremos en cuenta su demanda de atención cuando finalmente esté calmado. Él aprenderá a estar calmado para conseguir nuestra atención.

Es también importante intentar llevar una vida estructurada con pocos cambios de tal forma que le consigamos dar una sensación de seguridad.

Debemos también proveer al animal de mayor estimulación sensorial, como darle entretenimientos (juguetes, la radio puesta, etc.) de tal forma que nuestro perro sustituya los comportamientos ansiosos por otros que reduzcan su ansiedad. Recordad que jamás debemos castigar al animal si este ha provocado destrozos en la casa o eliminado en ella. Esto produciría un empeoramiento del problema y, además, él no sabría por qué le castigamos.
Y, como es natural, hay que sacar a pasear más al perro, incrementar su ejercicio. Así el animal estará más cansado con lo que daremos menos opciones a la ansiedad.
Por último, es aconsejable dejar a nuestro animal en un espacio reducido de la casa cuando nos ausentemos con lo que se sentirá más protegido y seguro.
En muchos casos será necesario recurrir a la farmacología combinada con las terapias de conducta y con la modificación del ambiente, siendo los fármacos de elección los antidepresivos tricíclicos con fuertes propiedades de inhibición de la recaptación de serotonina con la administración adicional de benzodiazepinas en casos severos y/o ansiolíticos (consulte con su veterinario)

Ánimo, el problema tiene solución, y vale la pena luchar por nuestro incondicional amigo. Él lo haría por nosotros, no lo dudéis. Solo trata de entenderle, no es una persona, es un perro... Suerte!

En la próxima edición se tratará el tema del síndrome de hiperactividad- hipersensibilidad en la mascota.

Agresividad por Dominancia

Sección de Comportamiento Animal
Pets y Más. Costa Rica 2007Año 7. Volumen 1Número 79

MSc. David Peiró PuenteEtólogo Clínico Veterinario y Adiestrador Canino Profesional
Profesor de Etología Clínica Veterinaria Universidad Veritas
Jefe de Proyecto del Centro de Rescate de Animales Silvestres "Rancho Margot".
Correo electrónico:
fogaus@gmail.com
www.fogaus.com
Teléfono: (506) 24487128

Agresividad por dominancia

En este artículo se describe un problema de comportamiento de agresividad hacia los propietarios de un pastor alemán de un año y medio de edad.
I parte

“Wolf”, un macho sin esterilizar, de año y medio de edad y de raza pastor alemán. Los propietarios son una pareja, Eva y Carlos, de 30 años cada uno, con dos hijos, uno de 13 y otro de 14 años. Habitan en un departamento que cuenta con un pequeño patio de unos 25 metros cuadrados en una gran ciudad.
Historia

“Wolf” fue adquirido por sus propietarios a la edad de 2 meses en una tienda de mascotas. A esa edad lo llevaron a su casa donde tenían un gato, un siamés de cuatro años al que tuvieron que regalar ya que no lo consiguieron socializar con el nuevo animal. Tanto ellos como los hijos jugaban reiteradamente con el perro con las manos, produciéndoles numerosos arañazos dado el filo de los dientes del cachorro. Dormían con él en la cama de matrimonio, le daban su ración de alimento de alta gama antes que ellos comieran y le daban también comida de la mesa cuando él lo solicitaba.

La pareja comenta que ya desde los cinco o seis meses el perro comenzó a gruñirles cuando cualquiera de la familia se acercaba al tazón de comida mientras él comía. Más adelante, se repetían los gruñidos cuando el marido se acercaba a la cama de matrimonio, cuando se le intentaba acariciar, al jugar con él e intentar quitarle los juguetes, o al manipularlo como bañarlo, cepillarle, ponerle de cubito supino, etc. e incluso cuando se le sacaba a pasear y se le tiraba de la correa, entre otras situaciones.

Cuando el perro contaba ya con 9 meses, los propietarios notaban cómo el problema se iba agravando progresivamente por lo que tomaron diversas determinaciones como cerrar puertas de los dormitorios por las noches o dejarlo encerrado en una habitación cuando estaban ausentes de casa. Así mismo, se enfrentaban sistemáticamente al perro pegándole con un periódico cada vez que el perro mostraba algún comportamiento agresivo, a lo cual el perro respondía con actitudes amenazantes gruñendo, frunciendo los labios o ladrando, con signos corporales propios de agresividad ofensiva como la rigidez corporal, orejas y cola erguidas y pupilas dilatadas.
El perro comenzó a arañar la puerta de salida al exterior y ventanas, a orinar pequeñas cantidades de orina levantando la pata en determinados lugares como sillas o camas, a interponerse en el camino cada vez que los propietarios intentaban salir de casa, a realizar montas a todos los miembros de la familia, o a poner las patas sobre ellos cuando estaban sentados. Sin embargo no recuerdan que se diera ningún tipo de conflicto de este tipo con las visitas.

Al poco tiempo, los propietarios fueron al veterinario por un problema de diarreas el cual medicó con amoxicilina. Al consultarle el problema que tenían con el perro el veterinario diagnosticó un problema de dominancia hacia sus propietarios, sin darles ninguna pauta de actuación para resolver el problema salvo la castración, a la cual ellos se negaron.
Dos meses después de la visita al veterinario, el hijo de 14 años de edad fue mordido duramente por el animal al tratar de bajarlo del sofá del salón. El tipo de mordida fue una breve con los incisivos que le produjo un hematoma. Por consejo de un amigo, decidieron dejarlo encerrado y aislado en el patio varios días. Parece que después de ese tiempo de aislamiento el animal tuvo una ligera mejoría que duró hasta que de nuevo “Wolf” mordió a Carlos cuando este trató de acariciarlo de la misma forma que hizo anteriormente su hijo aunque esta vez sin ninguna secuencia de amenaza previa.

A continuación, y para llegar a un diagnóstico acertado del problema y por tanto a su correcto tratamiento, hemos de descartar otras posibles patologías que pudiera padecer el animal y que pudieran llevarnos a confusión. Para ello realizaremos un diagnóstico diferencial.

Diagnóstico diferencial

Generalmente, la agresividad hacia personas con claras señales corporales del animal como su postura ofensiva se manifiesta en situaciones relativamente predecibles, con secuencias de amenaza, ataque y apaciguamiento a no ser que, por desconocimiento de los propietarios haya habido un refuerzo constante de estos comportamientos, por lo que la agresividad se haya podido instrumentalizar, es decir, haya sido aprendida.

Los perros que son amenazados o castigados por manifestaciones agresivas, son capaces de aprender a asociar el dolor o el miedo con el estímulo, volviéndose más agresivos cada vez que la situación se repite.

Después de hacer un examen exhaustivo del animal y gracias a las pruebas de laboratorio cabe descartar que la agresividad que el perro muestra sea por alguna causa orgánica. Según los datos obtenidos en la anamnesis, cuando los propietarios empezaron a notar el comportamiento agresivo de su perro hasta la segunda vez que mordió a uno de ellos, el animal mostraba una organización secuencial de amenaza, ataque y apaciguamiento como señal de parada.

Por ello, cabe descartar una posible disocialización primaria la cual trata de perros que no han aprendido las reglas de la vida en grupo (V.Coll, 2006) ya que han sido separados de su madre y hermanos antes de los dos meses de edad, por lo que no han aprendido el lenguaje y comportamiento propio de los caninos y que, por tanto, también carecen del aprendizaje de señales propias previas al ataque. En este tipo de trastorno, además, se dan frecuentes y descontroladas mordidas.

Por otro lado, el hecho del comportamiento destructivo y eliminativo del perro nos podrían llegar a confundir en el diagnóstico con una ansiedad por separación. Hay que fijarse en las situaciones y en las localizaciones en la que el perro defeca y orina, tanto en presencia o en ausencia de los propietarios en clara forma de marcaje y siempre en lugares bien visibles y levantando la pata. Esto difiere de las degradaciones dispersas y de las defecaciones y micciones múltiples por miedo las cuales observamos en la ansiedad de separación (V.Coll, 2006) De todas formas, y para no errar en el diagnóstico, se filma el comportamiento del animal en ausencia de los propietarios en la que efectivamente no muestra ningún tipo de ansiedad salvo esporádicos comportamientos destructivos.

La agresividad por miedo se caracteriza por la postura corporal defensiva del animal, la cual no coincide con la postura ofensiva de nuestro caso. En cuanto a la agresividad territorial, un aspecto clave del diagnóstico es que este tipo de agresividad se manifiesta sólo hacia personas desconocidas y únicamente cuando entran en lo que le perro considera su territorio (X. Manteca, 2003)

Por otro lado encontramos la agresividad por protección de recursos que diversos autores consideran como una manifestación de un problema de agresividad por dominancia. “Wolf” muestra este tipo de agresividad cuando le intentan quitar la comida o determinados juguetes.
También se debe descartar la agresividad redirigida, pues en el caso que tratamos el contexto en que se dan las agresiones son siempre hacia los propios estímulos que la provocan.
La agresión aprendida puede ser consecuencia de enseñar a los perros a ser agresivos. Sin embargo, se puede producir exactamente con la misma facilidad cuando otras causas de agresión son reforzadas sin querer por el dueño (S. Morillas, 2006)

Por último, en el síndrome de privación, patología que padecen aquellos animales cuyos tres primeros meses de vida han transcurrido en un ambiente muy pobre de estímulos y que por ello demuestran un déficit de las informaciones sensoriales, las mordidas se producen por miedo y hay hiposocialización. En el caso de “Wolf”, las mordidas no se producen en contextos que puedan producir miedo al animal, sino que sus agresiones son de tipo ofensivo.
En la siguiente edición se explicará la valoración del riesgo y el tratamiento que requiere un caso como el de “Wolf” y sus propietarios.

Sección de Comportamiento Animal
Pets y Más. Costa Rica 2007Año 7. Volumen 1Número 80

MSc. David Peiró PuenteEtólogo Clínico Veterinario y Adiestrador Canino Profesional Profesor de Etología Clínica Veterinaria Universidad Veritas Jefe de Proyecto del Centro de Rescate de Animales Silvestres "Rancho Margot". Correo electrónico: fogaus@gmail.com
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II Parte


En la edición anterio se describió un problema de comportamiento de agresividad hacia los propietarios de un pastor alemán de un año y medio de edad. En esta edición se explicará la valoración del riesgo y el tratamiento que requiere un caso como el de “Wolf”
Valoración del riesgo

Es importante valorar el riesgo que pueden correr las personas que cohabitan con un animal que muestra agresividad hacia ellas. Hay que estudiar si el tratamiento que se le va a someter al perro puede ser efectivo, o en su defecto habrá que recurrir a la eutanasia del animal.

Se han producido lesiones a los propietarios en dos ocasiones que han requerido la visita al médico. Aunque estas agresiones no han sido de gravedad, ello no implica que en próximos conflictos sí puedan serlo. Estas agresiones no fueron comunicadas a las autoridades.

El peso del animal es superior a 18 kilos y en casa no hay niños menores de 10 años. De cualquier forma, las agresiones son predecibles y se le puede introducir el bozal para evitarlas. El animal se encuentra en un piso por lo que los propietarios tienen control sobre él. Es importante que el propietario entienda que no existe una opción (desde las terapéuticas o a las farmacológicas) que garantice que su perro no vuelva a morder nunca. Se trata de un sistema biológico impredecible, y en el que no podemos controlar por completo la influencia del medio ambiente (S. Morillas, 2006)

Tratamiento:

Ante todo, los propietarios han de evitar cualquier situación de riesgo, cualquier enfrentamiento con el perro. Conviene antes de comenzar el tratamiento evaluar el factor riesgo y las posibilidades de conseguir la solución del problema de comportamiento.

Dado que los valores de las pruebas de laboratorio están dentro de los parámetros normales por lo que se puede descartar cualquier posible patología con causa orgánica que justifique la agresividad por dominancia del animal hacia sus propietarios, el siguiente paso será enfocar el tratamiento en tres direcciones: modificación de conducta, modificación del ambiente y al tratamiento farmacológico. El tratamiento de los desórdenes jerárquicos conlleva medicación y regresión social dirigida para poner al animal en un estado de sumisión.

La terapia de modificación de conducta consistirá en suprimir todas las prerrogativas jerárquicas del perro apoyándolo con un adiestramiento básico en obediencia, técnicas de desensibilización y contracondicionamiento y con la modificación del ambiente. Para ello se ignorará completamente al perro durante 2 semanas (M. Ibáñez, 2006) Es fundamental la colaboración de los propietarios que han de ser plenamente conscientes de la importancia de su actitud ya el objetivo consiste en lograr que el perro no pueda tomar la iniciativa al la hora de interactuar con ellos. La comida se le suministrará siempre con la presencia del perro e incluso los propietarios no han de estar presentes tampoco cuando el animal coma. Se darán dos tomas diarias retirando el alimento a los 15 minutos de haberlo puesto. Se harán dos salidas diarias para que el animal elimine exclusivamente suprimiendo los paseos. Su zona de dormir ha de ser un lugar poco importante de la casa y siempre el mismo fuera de la vista de los propietarios. Además se aconseja el uso del bozal permanente durante todo este período para evitar posibles accidentes.

Una vez pasadas las 2 semanas, comenzaremos con el adiestramiento básico con la ayuda de un adiestrador o terapeuta del comportamiento. Se le enseñarán órdenes básicos como “sentado”, “tumbado”, “quieto”, etc. que el perro habrá de obedecer siempre que quiera conseguir atención o comida. Con ello conseguiremos que el perro ejecute acciones condicionadas por nosotros. De esta manera se refuerza la obediencia, que en cierta manera es contraria a la dominancia (Manteca, 2003) Además, solo recompensaremos al perro ante cualquier conducta sumisa que éste muestre en lugar de castigar las dominantes o agresivas. El castigo del animal es una de las situaciones que desencadenan la agresión. Por lo tanto, el castigo no solo es contraproducente sino que puede resultar peligroso (Manteca, 2003)

Por otro parte comenzaremos con un programa de desensibilización sistemática hacia los recursos alimenticios y territoriales. Se echará a perder cualquier programa de desensibilización si exponemos al perro a una situación que no puede controlar (J. Donaldson, 2003) Se aconseja a los propietarios además la introducción al transportín para asignar al animal el lugar que le corresponde y tener mayor control sobre él.

Finalmente se aconseja la castración con el fin de reducir la impulsividad que demuestra el perro. Los propietarios acceden.

Tratamiento farmacológico: Se le administrará fluoxetina a 1 mg/kg cada 24 horas.Se requerirán análisis sistémicos hepáticos, renales y tiroideos T4 y TSH, así como descartar posibles neoplasias glandulares antes de iniciar tratamiento farmacológico. Una vez comprobados, se procede a iniciar el tratamiento farmacológico (análisis no disponibles aunque realizados y revisados)

Seguimiento

Los propietarios se ponen en contacto al cabo de un mes. Informan de una mejoría general no mostrando gruñidos al quitarle la comida aunque sí cierta tensión, así como cuando en el manejo del animal al bajarlo del sofá. Se le mantiene la fluoxetina en iguales dosis durante las próximas ocho semanas. A las siete semanas se vuelven a poner en contacto informando de una gran mejoría del animal, sin ningún comportamiento agresivo. Se les dice que esperen una semana más para cambiar la dosis de fluoxetina a medio comprimido cada 24 horas durante 8 semanas más. Pasado este tiempo nos informan de el fin del problema que les había llevado a consulta. Se le vuelve a cambiar la dosis de fluoxetina a medio comprimido cada 48 horas durante 6 semanas más y después se retira el tratamiento.
En la próxima edición encontrará información sobre los inconvenientes de comportamiento debido a la ansiedad por separación en mascotas.