Autora: Amancay Tapia.
Alumna del Curso de Adiestrador y Terapeuta del Comportamiento Canino
Actual Instructora Canina de FOGAUS Educación Animal
Caso Clínico de Patología de Conducta
Historia:
Lula es un hembra de tres años esterilizada y de raza mestiza. Su dueña es una joven de 26 años que comparte el apartamento con otra joven de 20 años. Viven en un apartamento pequeño en la ciudad el cual no cuenta con patio.
Lula fue adquirida aproximadamente a la edad de 2 meses, aunque su dueña no recuerda la edad exacta que tenía cuando fue comparada a la familia dueña de su madre.
Desde el momento de llegada al apartamento Lula dormía en la cama con su dueña, la compañera de cuarto de apartamento jugaba con la perra con las manos asemejando una pelea por lo cual Lula la mordía en forma de juego; además los juego incluían jalar objetos para que Lula tratara de obtenerlos.
Su comida era puesta en cualquier momento y se mantenía ahí para que la perra tuviera acceso en el momento que lo deseara, además se le daba comida de la mesa.
Lula pasaba la mayor parte del tiempo sola y no se le sacaba a pasear regularmente ya que mostraba miedo a los carros, por lo cual el paseo se hacía casi imposible.
Aproximadamente a la edad de seis meses Lula mordió a su dueña cuando trató de correrla en la cama.
Posteriormente hubo un traslado de vivienda a un apartamento más espacioso y su comportamiento varió mostrándose más agresiva ya que gruñía y trataba de morder con mayor frecuencia. Este comportamiento se mantuvo en las primeras semanas pero al cabo del tiempo desapareció casi por completo al punto de que su comportamiento parecía normal.
Su dueña se dio cuenta de que Lula continuaba mordiendo pero esta vez cuando se le trataba de quitar algún objeto que tenía en la boca, principalmente medias (volvió morder a la dueña y a una amiga de ésta).
La frecuencia de sus paseos aumentaron sin embargo nunca se le pudo sacar a una calle con alto transito de carros por el temor que manifestaba. Todas estas situaciones conllevaron a que su dueña prácticamente nunca la sacara del apartamento, ni siquiera al veterinario, por el miedo que mostraba y el temor que mordiera a alguien.
Diagnóstico Diferencial
Lo primero que se debe tomar en cuenta para hacer un diagnóstico acertado es tomar en cuenta que Lula presenta dos problemas principales:
1. El temor a los carros en movimiento.
2. La agresividad en determinadas situaciones.
Temor a los carros en movimiento:
Por la historia que manifiesta la dueña de Lula sabemos que careció del periodo de socialización el cual se lleva a cabo de las tres semanas a los tres meses de edad. Lula se desarrolló en un ambiente hipo estimulante ya que prácticamente no salía del apartamento por lo cual no tuvo contacto con otros perros, personas, niños, ruidos, carros, etc. Esta situación nos puede hacer pensar en un Síndrome de Privación en su primer estadio (fóbico), ya que ante la presencia del estímulo que en éste caso son los carros en movimiento, se dan una serie de manifestaciones orgánicas como temblores y taquipnea, huida y evitación hacia los carros. En ausencia de éstos el comportamiento de Lula es normal.
Se debe hacer un diagnóstico diferencial con una fobia post traumática y con el síndrome de hipersensibilidad- hiperactividad. No se sabe si ocurrió algún episodio traumático con un carro cuando Lula salía de paseo con la compañera de apartamento, ya que la dueña no tiene conocimiento de dicho evento y manifiesta que con ella definitivamente esto no ocurrió. Descartamos el síndrome de hipersensibilidad – hiperactividad ya que en este hay falta de un estímulo concreto y hay ausencia de inhibición de mordida. En éste caso el estímulo concreto existe (carros) y Lula presenta inhibición de mordida.
Tratamiento
Realizar una desensibilización sistemática, presentándole el estímulo de forma controlada con intensidad creciente y permiso de alejamiento. Realizar un reforzamiento positivo cuando Lula se presente tranquila ante el estímulo para generar una asociación positiva ante el estímulo.
Agresividad ante determinadas situaciones.
Lo primero que se debe hacer es definir el tipo de agresividad al cual nos enfrentamos, ya que ante todo se debe salvaguardar la seguridad del ser humano. Esta es una situación delicada ya que en algunos casos implica la eutanasia del animal.
Las características de la agresión que presenta Lula son las siguientes:
• Muerde al intentar quitarle un objeto de su boca.
• Muerde al intentar desplazarla de su lugar de descanso.
• Muestra resistencia al manipularla: colocarle bozal, inmovilizarla físicamente, cepillarla, bañarla, cortarle las uñas, etc.
• Se resiste a mostrar posturas de sumisión.
• El blanco de ataque son personas conocidas y también personas extrañas.
• Hay impulsividad ya que las posturas de fase de amenaza no existen y la mordedura aparece a la primera señal de provocación.
• El mordisco es controlado de media intensidad con producción de hematoma.
• En la fase de apaciguamiento se acerca a la persona agredida, coloca las orejas hacia atrás y mueve la cola, parece “arrepentida”
Por la historia manifestada vemos que no hay una adecuada jerarquización en donde la dueña debe estar por encima de Lula y no viceversa. Las actitudes de la dueña hacia Lula fortalecen el conflicto jerárquico como por ejemplo el hecho de que Lula duerma en la cama y coma de la mesa. Además hay que tomar en cuenta que está castrada lo cual aumenta su nivel de hormonas masculinas y puede promover la agresividad; igualmente se fortaleció su comportamiento agresivo al permitirle jugar mordiendo y luchar por objetos.
Inicialmente se deben realizar pruebas médicas para descartar una agresividad por causa orgánica. Ante el examen físico no se observan causas orgánicas aparentes.
No se trata de una disocialización primaria ya que en ésta no hay inhibición de mordida. La inhibición de mordida se refiere a los límites aceptables de la mordida, si un perro muerde sin inhibición puede causar daño a su oponente y esta es una situación que no es evolutivamente estable para la especie, ya que puede causar la muerte del oponente y por lo tanto la pérdida de genes. Esta inhibición la enseña la madre a sus cachorros entre las tres y cuatro semanas de edad cuando estos empiezan a jugar entre ellos. Para saber si un perro presenta ausencia de inhibición de mordida se puede juagar con él, si tiende a morder las manos, brazos, etc. sin controlar la intensidad del mordisco y provocando daño el perro no aprendió a controlar la mordida en sus primera semanas de vida y probablemente es un perro que fue separado de su madre y de la camada a una edad muy temprana e inadecuada.
No se trata de una agresividad por miedo ya que su postura no lo demuestra.
No se trata de agresividad territorial por el contexto en el que se da (no solo es hacia personas desconocidas).
Puede tratarse de una agresividad posesiva la cual se manifiesta hacia personas que se acercan al perro cuando está en posesión de un objeto apetecible; este tipo de agresividad se suele incluir dentro de la agresividad por dominancia lo cual es evidente por las características anteriormente citadas. Así mismo se debe tomar en cuenta que esta patología de comportamiento se une al síndrome de privación diagnosticado en el inicio lo que resulta en una mezcla de manifestaciones anormales del comportamiento del perro.
Tratamiento
• Entrenamiento en obediencia básica.
• Resocialización dirigida con otros perros de comportamiento normal.
• Reubicación del lugar de descanso, duerme en el patio y no se le permite descansar en las camas ni en el sofá.
• No se le debe dar alimento de la mesa.
• Darle el alimento en horas establecidas, después de que la dueña ha comido y siempre posterior a una orden (debe ganarse la comida).
• Salir de paseo diariamente.
• Convivencia con otro perro
Seguimiento
Actualmente Lula ha perdido sustancialmente el miedo a estímulos desconocidos para ella, ya puede salir a lugares con tránsito moderado de vehículos sin mostrar las características propias del estado fóbico.
Se deja manipular más fácilmente mostrando algunas veces posturas de sumisión, puede salir en el automóvil sin ningún problema, en las visitas al veterinario no muestra resistencia a la manipulación, obedece a la orden de bajarse de la cama sin desencadenar en una mordida, este punto se debe profundizar más ya que gruñe a la orden.
En general muestra una mejora sustancial en su comportamiento y en las ordenes de obediencia que su dueña le solicita.
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