M.Sc. David Peiró
Etólogo Clínico Veterinario
Adiestrador Canino
Director Centro de Adiestramiento y Psicología Canina FOGAUS
Tel: 2448 7128
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SECCION DE COMPORTAMIENTO ANIMAL
Agresividad entre gatos.
Quienes tenemos varios gatos en casa, seguramente en alguna ocasión hemos presenciado alguna pelea entre ellos. A veces esas peleas se hacen persistentes y hay importantes lesiones en alguno de ellos y otras veces se solucionan por si mismas.
La vida social de los gatos es complicada ya que estamos ante una especie cuyos patrones sociales son sumamente diversos en función del contexto que les rodea y de otros muchos factores. Asi, podemos encontrar diferentes formas de vida en ellos, teniendo en cuenta, que posiblemente son solitarios por una cuestión de supervivencia, ya que cazan pequeñas presas y por lo tanto no necesitan ayuda de otros congéneres para cazarlas.
A veces forman grupos en función de la abundancia de recursos alimenticios, pero el gato domestico, obligado a estar en una vivienda y a relacionarse con otros individuos de la misma o diferente especie, en donde además la comida la tiene servida, trastoca y varia mucho su comportamiento así como sus relaciones sociales.
El orden jerárquico en ellos es poco evidente. Gatos que muestran dominancia ante los recursos alimenticios, pueden no mostrarla con los lugares de descanso u otros. Por ello, no debemos hablar de jerarquías las cuales generalmente presentan una marcada estabilidad una vez establecido el grupo, sino de relaciones sociales que nunca serán estables en el tiempo debido a que hasta cualquier insignificante cambio puede variar esas relaciones rompiendo asi el equilibrio establecido. Esto, en numerosas ocasiones, explica que se de agresividad entre gatos, ya sea entre aquellos que llevan mucho tiempo conviviendo juntos como con la introducción de un nuevo gato en el hogar.
Pero antes de entrar en la materia de la agresividad entre gatos y su tratamiento, es importante señalar un factor sin duda de gran relevancia en la comprensión de los motivos que pueden llevar a un gato a presentar agresividad con otros, esto es, el periodo critico de socialización. En el gato, el desarrollo cerebral y el número de sinapsis sufre un espectacular incremento desde el nacimiento hasta la séptima semana, influenciado de forma positiva o negativa por el entorno. Es por tanto de este periodo del que dependerá que el gato adquiera las normas básicas de conducta social y que en el futuro acepte el trato tanto con los de su especie como con otras, perros, humanos, etc. Es difícil que el gato socialice el resto de su vida con cualquiera de ellos si en ese periodo no ha tenido contacto con dichas especies.
Son varias las consecuencias de la agresividad que se pueden dar entre gatos que conviven en la misma casa, como conductas de marcaje, transmisión de enfermedades (por ejemplo, la Bartonella henselae), danos físicos, estrés, etc. Como siempre, debemos realizar distintas pruebas médicas y valoraciones neurológicas para descartar que la agresividad pueda tener un origen orgánico, como traumatismos craneales, encefalopatía hepática, disfunciones tiroideas, etc. Una vez descartadas las patologías orgánicas, procederemos a determinar los motivos que causan dicha agresividad que pueden ser, de modo general, de varios tipos:
- Agresividad por falta de socialización: debido, a como se ha señalado anteriormente, la falta de contacto o experiencias negativas en el periodo crítico de desarrollo con las especies a las cuales muestra esa conducta agresiva. En estos casos la patología conductual es de difícil solución, pero debe tratarse desensibilizando al animal frente a esas especies, y asociando estímulos positivos ante su presencia.
- Agresividad por juego: en la que los juegos son excesivamente violentos. En ellas no observaremos las posturas corporales típicas de agresividad ofensiva o defensiva. El tratamiento es contracondicionar cuando vayan a emprender la conducta ofreciendo, tal vez, otras alternativas de juego diferentes.
- Agresividad por miedo: podremos reconocerla fácilmente por la postura corporal del gato (piloerección en todo el cuerpo, presentación lateral con tronco arqueado, cola erguida en forma de U invertida) El tratamiento consistiría en una estabilización ambiental, esto es, suprimir aquello que cause ese miedo, y si no es posible, desensibilizar al animal ante el estimulo aversivo. En los casos que ambas estrategias no den un resultado satisfactorio, habrá que apoyar el tratamiento con fármacos psicotrópicos.
- Agresividad redirigida: muy frecuente. Se da en animales que dirigen su agresividad a un sujeto u objeto diferente del estimulo cuando este ultimo no esta accesible. Este tipo de agresividad se suele dar mucho ante la visualización de gatos extraños en el exterior a través de las ventanas de la casa a los cuales no tiene acceso, o ante la introducción de nuevos miembros en el hogar, o en cualquier situación que pueda producir frustración en ellos. Por tanto, debemos tratar de identificar y eliminar el estimulo que causa dicha conducta estabilizando así el ambiente.
- Agresividad intrasexual: o agresividad entre individuos del mismo sexo, mas común entre machos que entre hembras, y que suele ir acompañada de marcaje urinario. Generalmente se produce en épocas de reproducción o por motivos territoriales. La castración suele ser muy eficaz ya que la modificación de conducta en estos casos tiene un pronóstico muy desfavorable.
- Agresividad territorial: tanto el territorio como las distancias sociales son de suma importancia en la conducta del gato, y cualquier intrusión o acercamiento puede resultar causante de una agresión. Es una causa frecuente la introducción de un nuevo gato en la casa o cualquier cambio que en ella se produzca que afectara la conducta social de aquellos que convivan juntos.
Pero a diferencia de lo que ocurre con los perros, los gatos que defienden el territorio emprenderán una búsqueda y un acoso constante a los miembros que se aproximen atacando activamente. Deberemos habituar al gato agresor a la presencia del otro. Para ello, primeramente encerraremos a uno de ellos en una habitación mientras el otro recorre toda la casa dejando sus olores y huellas y reconociendo y habituándose a los del otro, y viceversa.
Después de unos días así, dividiremos sus territorios mediante barreras físicas, de tal forma que puedan verse y olerse asociando además en estas ocasiones estímulos positivos como premio en comida, etc. Finalmente retiraremos esas barreras siempre bajo estricta supervisión. El pronóstico suele ser favorable siempre que se haga gradualmente.
En definitiva, todas las acciones encaminadas a estabilizar el territorio, tendrán un efecto positivo en la agresividad entre gatos, pudiendo así aplicar las terapias y conductas adecuadas y solucionar el problema.
Dar a cada gato su bandeja de eliminación y comederos independientes, sus lugares de aislamiento tan importantes en esta especie, enriquecer el ambiente mediante juegos (por ejemplo, escondiendo la comida de tal forma que trabajar para conseguirla, etc.) pueden ser elementos que no solo solucionen los problemas de agresividad entre gatos sino que también los prevengan.
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