martes, 8 de septiembre de 2009

Ansiedad por separación en un Weimaraner

Caso Clínico: Ansiedad por Separación en un Weimaraner


Historia

“Kike” es un macho sin esterilizar, de 8 meses de edad y de raza Weimaraner. Los propietarios son una pareja, A. y R., de 35 y 45 años respectivamente, sin hijos. Viven en una casa en una propiedad grande de 8000 m2 que cuenta con amplias zonas verdes, una quebrada y pequeñas áreas de bosque.

El perro fue regalado, por parte de una familia (conocidos de A. y. R.) que estaba buscando un nuevo hogar para cada uno de una cría de 7 cachorros. Hasta la edad de 9 semanas Kike estuvo junto con su madre y los hermanos. A esa edad A. y R. llevaron a Kike a su casa donde tenían dos perros, un perro mestizo grande de 7 años y un pastor alemán de 6 años.

Hasta los 4 meses de edad Kike dormía en la cama con sus nuevos dueños, mientras los otros perros dormían afuera en las zonas verdes o en una perrera con techo. Durante el día, Kike siempre estuvo cerca de sus dueños (el mayor tiempo debajo del escritorio de la dueña) así como los otros perros, con cuales se socializó sin problemas. Los propietarios trabajan desde una oficina que queda a unos 30 metros de la casa de habitación, dentro de la misma propiedad. Salen muy poco frecuente de la propiedad, razón por la cual los perros casi nunca están solos.

Un día, cuando Kike tenía unos 3 meses, la propietaria tuvo que salir para hacer compras, y el esposo estaba de viaje de negocios. Decidió de dejar al perro dentro de la casa, en el baño, ya que era un lugar donde siempre estaba tranquilo y le gustaba estar ahí para descansar un rato durante el día. A su regreso unos veinte minutos después, encontró que el perro había arañado la puerta, destrozado una toalla, el papel higiénico así como unas chancletas, además de que estuvo gimiendo, llorando y aullando. Después de este incidente, no se volvió a dejar al perro sólo, sino se llevaba en el carro a donde se necesitaba ir, cuando quedaba nadie en casa.

Kike, así como los otros perros, nunca se sacaban a pasear; se suponía que no era necesario por vivir en una propiedad muy grande, en la cual se les proporcionaba suficiente ejercicio físico al jugar con ellos y hacerles correr tirando bolas, de una a dos veces al día.

A los 4 meses se le preparó a Kike un nuevo espacio para dormir, fuera de la casa, en el piso de una bodega bajo techo, con puerta abierta hacia las zonas verdes. Durante las primeras noches de dormir en ese nuevo lugar, separado por sus propietarios pero cerca de los otros perros, mostró cierta ansiedad (vocalizaciones frecuentes, llorando con gemidos, aullidos, ladridos; además arañó la puerta de la terraza y destrozó unos trapos), sin embargo después de poco tiempo, se habituó a dormir tranquilamente en este lugar.

Unas semanas después, los dos perros grandes durante una noche se escaparon de la propiedad, y fueron envenenados, razón por la cual, se volvió a dejar a Kike dormir en la casa, pero esta vez, fuera del dormitorio de los dueños, es decir sin acceso a ellos ni a otros perros. Con este cambio volvió a llorar y emitir gemidos durante la noche (de 2 a 3 veces por noche); a veces destroza partes de la manta en la cual duerme, olfatea debajo de la puerta del dormitorio de los dueños como en búsqueda de ellos y a veces araña la puerta para que le den acceso. Uno de los dueños, en estas situaciones, siempre le atendió las llamadas del perro, consolándole unos minutos, hasta que estuviera tranquilo nuevamente.

Durante el día, Kike pasa casi todo el tiempo cerca de su amo, descansando debajo del escritorio de ella o tumbado dentro de la oficina o en las afueras, pero siempre cerca. Cuando la dueña necesita salir, el perro se queda con el esposo dentro de la oficina o la casa, cerrando la puerta, para que no siga el carro en la calle. En estos casos, el perro observa por la ventana a su amo saliendo, y emite gemidos, aullidos y ladridos. Después de unos minutos, se tranquiliza, y se tumba muy cerca del esposo. Normalmente, a los 30 minutos, el perro se levanta, como en búsqueda de algo o alguien, y empieza nuevamente a gemir y aullar. En algunos casos también empieza a destrozar zapatos (u otros objetos a su alcance, como trapos del piso, cajas de cartón).
Se observa también, que Kike, cuando está descansando cerca de la dueña, se levanta cada vez que ella se levanta, y la sigue, aunque sea solo para ir a traer café de la cocina o para ir al baño.


Diagnóstico Diferencial


Para hacer un diagnóstico acertado lo que se debe tomar en cuenta es que Kike presenta dos problemas principales:

1.) Las vocalizaciones excesivas en determinadas situaciones
2.) La actividad destructiva en determinadas situaciones

Vocalizaciones excesivas

Por la historia descrita anteriormente sabemos que Kike, literalmente nunca en su vida, ha estado sólo. Por el trato y el ambiente proporcionado al perro (dormía en la cama, no se dejaba sólo, casi siempre estaba cerca de la dueña), se ha desarrollado un vínculo afectivo excesivo entre el perro y su amo, es decir un hiperapego en lo cual el perro está más ligado a su dueña que sería normal o saludable. Al no volver a dejar al perro sólo (después de la primera vez, en la cual se presentaron los problemas descritas), y al estar uno de los dueños siempre disponible y accesible para el perro, atendiendo sus llamadas de atención cuando él lo exigía, se vino reforzando cada vez más el vínculo y apego a ellos, sobre todo a la dueña, resultando en un exceso de dependencia.

Esta situación nos puede hacer pensar que las vocalizaciones que manifiesta Kike, cuando sale la dueña, resultan de una ansiedad por separación, relacionada con el hiperapego a ella.

Sin embargo hay que descartar que las vocalizaciones manifestadas estén causadas por otros factores. Se puede descartar estímulos externos como ruidos o la proximidad de otros perros, ya que el perro en las situaciones descritas no se encontraba expuesto e este tipo de estímulos.
Se descartan también las vocalizaciones reforzadas por el propietario y producidas por el juego, ya que en las situaciones descritas al perro no se le estaba prestando atención y no estaba jugando. Dado que el perro en estas situaciones no muestra ningún tipo de agresividad (la cual podría resultar también en vocalizaciones), y que los gemidos, aullidos y ladridos se dan cuando está saliendo la dueña o en ausencia de la dueña, se llega a la conclusión que son causados por ansiedad por separación, resultado del hiperapego a la dueña.

Actividad Destructiva

La actividad destructiva, es otro comportamiento que se puede dar cuando un perro padece ansiedad por separación, pero también puede ser resultado de otros factores. En el caso de Kike, se puede observar que en ausencia de la dueña o sin acceso a ella, a veces destroza ciertos objetos que están a su alcance (trapos, chancletas, etc.) y araña puertas.
Al tratarse de un perro joven, y por el hecho de que Kike destroza el mismo tipo de objetos también en la presencia de la dueña, no se puede asociar esta conducta a una ansiedad por separación, sino parece ser un comportamiento “juguetonamente destructivo” que es normal en perros jóvenes o una llamada de atención cuando está aburrido.

El arañar puertas, sólo se da cuando el perro está sin acceso a los dueños, indicándonos que esta conducta está relacionada con una ansiedad por separación.


Tratamiento

La terapia de modificación de conducta y ambiente recomendada consiste en los siguientes puntos:

1) Desensibilisación gradual / Habituación / Programa de entrenamiento de:

Ø la independencia del perro (simulación de un proceso normal de desapego)
Ø la ausencia de los propietarios (teatro, reforzamiento, cambio de rutina)

Se recomienda primero, acostumbrar al perro a estar sólo (sin acceso a los dueños, pero con ellos cerca). Dejarlo en una habitación o en el transportín, cerrando la puerta. A los pocos segundos regresar a donde está el perro, pero sólo si no está vocalizando. Progresivamente aumentar la cantidad de tiempo que se deja sólo hasta que regresa.

Después se debe acostumbrar al perro a la ausencia de la dueña, y sucesivamente, también a la ausencia de los dos propietarios.
Primero, se deberían simular salidas (“teatro”), es decir alistarse como si fuera a salir - cambiar la ropa, ir al baño, coger las llaves, el bolso, etc. - pero no hacerlo. Esto para desensibilizar el perro a las señales de partida. En caso de que el perro muestre ansiedad, se debe ignorar como si nada estuviera pasando.
Después, empezar con salidas cortas de 1 minuto, varias veces al día, y después alargarlas poco a poco; no despedirse cuando se deja al perro sólo sino ignorarlo por 10 minutos antes de la salida. Al llegar no se debe saludar al perro hasta que no esté completamente calmado.

Importante, siempre reforzar las conductas de tranquilidad, sea con la voz y/o con otros premios.

2) Adiestramiento en Obediencia Básica
Se recomienda para todos los perros, tengan o no tengan patologías de conducta, ya que aumenta la calidad de vida del animal al ponerle unas reglas claras que cumplir (sin ambigüedades), y le hace saber que puede y que no puede hacer en cada momento; en fin ayuda al perro a adaptar su comportamiento a la convivencia con los humanos.

3) Programa de ejercicio previos a las salidas
Agotar al perro… Lo más cansado está, más tranquilo y con ganas a descansar va a estar, disminuyendo el nivel de ansiedad que pueda mostrar en determinadas situaciones.

4) Estimulación en general
Se debe sacar el perro a salir, por lo menos una vez al día, aunque vive en una propiedad grande, primero para más ejercicio físico, pero muy importante también para su salud mental, ya que un perro equilibrado necesita explorar, olfatear, estar en contacto con otros perros, humanos etc. Las salidas también ayudarán a eliminar posibles fases de aburrimiento del perro en cuales podría buscarse objetos para jugar o destrozar.

5) Estimulación de ausencia de propietarios
Se recomienda proveer al perro algún juguete (no siempre por anticipación) que le ocupe y centre la atención en una actividad agradable para él.

6) No se debe permitir que el perro obtenga la atención con exigencia
El hecho de que Kike recibió atención cuando él lo exigía (ej. al gemir, llorar, ladrar), reforzó su dependencia, por lo que esto se debe cambiar; es importante que sólo se le preste atención cuando se encuentra tranquilo y sólo por iniciativa de los propietarios; deben ser ellos que deciden cuando es tiempo para jugar, comer, etc.

7) Compañía en la manada
Proporcionarle la oportunidad al perro, de estar con otros miembros de su especie; volver a tenerle otro(s) perro(s) de compañía dentro de su “manada”, esto le ayudará a disminuir la dependencia excesiva de los humanos.
No se toma en consideración un tratamiento farmacológico, al no tratarse de un caso extremo, sino de manifestaciones leves de ansiedad por separación.

Seguimiento

En este momento se ha logrado desensibilizar el perro al estar sólo durante la noche; duerme muy tranquilo y sin acceso a los dueños.
Como próximo pasó se va a seguir desensibilizándolo a la salida de la dueña, tomando en cuenta las recomendaciones de tratamiento; para dar un seguimiento en determinado momento un poco más en adelante.

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