lunes, 25 de enero de 2010

Algunos mitos sobre el Adiestramiento Canino. M.Sc. David Peiró. Director FOGAUS Educación Animal.

Si me lo permiten, quisiera mediante este artículo desmitificar algunas afirmaciones que, en mi opinión, son incorrectas y que se dan con bastante frecuencia entre la población con respecto al adiestramiento canino.

Es bastante preocupante el poder comprobar cuántos mitos siguen circulando entre la población acerca de los perros. Ejemplo de ello puede ser que un perro atado toda su vida se vuelva más agresivo y defiende mejor el hogar (cómo va a hacerlo si está atado?), y todavía más agresivos si se les da chile o cebolla (tóxicos para los perros), o que dar bebidas alcohólicas a los chihuahuas desde cachorros les hace quedarse más pequeños de tamaño y por tanto es más fácil venderlos, que un perro que cuenta con un jardín amplio es suficiente para que viva toda su vida pues tiene suficiente campo (no olvidemos que son animales exploradores por excelencia y requieren de mucha estimulación sensorial. Esto significa que necesitan salir a pasear frecuentemente, oler las marcas de otros perros o interactuar con ellos, marcar territorio, etc.), o que a un cachorro es mejor destetarlo y separarlo de la madre antes del período normal de destete (no olvidemos que la mejor escuela canina en el mundo es la permanencia con la madre del cachorro y sus hermanos hasta no menos de los 2 meses de edad), o que es bueno castrar a las hembras agresivas para bajar su nivel de agresividad (gran error!, puesto que si la perra manifiesta un tipo de agresividad por dominancia, o por protección de recursos, o territorial, etc. lo único que se conseguiría es el efecto contrario, es decir, que habría un incremento de hormonas masculinas y un descenso de las femeninas por lo que los niveles de agresividad aumentarían!!!) etc.

Por mi experiencia en el mundo de la educación canina, he comprobado que también existen demasiados mitos alrededor de cómo se debe educar a un perro. Entre ellos, y como Talón de Aquiles en la batalla que los educadores caninos sostenemos, es la extendida y errónea concepción antropomórfica que se tiene con los perros, la tendencia a humanizarlos y a pensar que ellos deben entender, responder y adaptarse a nuestros patrones de conducta humanos. Pero este es un tema del que merecería escribirse otros muchos artículos.

Otro ejemplo de es la afirmación que tan frecuentemente escucho sobre que al perro debemos educarlo mediante el uso la fuerza y la violencia para así someterlo a nosotros porque el perro es un “animal” y no entiende de otra forma que no sea por la fuerza. Este frecuente comentario surge, en la mayoría de los casos, por el desconocimiento por parte de muchas personas de que existen otro tipo de métodos de entrenamiento que son mucho más amigables y respetuosos. Las técnicas que NO utilizan violencia y fuerza como medio educativo son mucho más efectivas y perdurables en el tiempo puesto que el animal siempre estará dispuesto a practicar con alegría y satisfacción los ejercicios de obediencia que le son enseñados porque vera en ellos un “juego” y una mayor cercanía y vínculo con el propietario.

Recientemente un buen amigo me comentaba que escuchó algunos propietarios afirmar que cuanto más cara sea un escuela canina y cuanto más tiempo esté en ella, mejor aprendizaje recibirá el perro. Y es que ni el dinero ni el tiempo son factores que condicionen que un adiestramiento sea de mayor o menor calidad, sino que es el entrenador, el vínculo que éste pueda desarrollar con el perro, el saber encontrar qué le motiva al animal para que responda con eficacia y el método usado los que finalmente deciden un buen o mal adiestramiento y la estabilidad emocional de la mascota. Hemos de pensar que la sanidad o la educación canina no es solo derecho de aquellas personas que tienen alta solvencia económica, sino que también se debe ayudar a aquellas que no la tengan y que quieran lo mejor para su perro aunque eso les cueste quitarse su propio alimento.

Por tanto, así como pienso que un veterinario, por ética profesional, en determinadas ocasiones justificadas debería dar su servicios de forma gratuita a propietarios que no tengan el suficiente poder económico para sanar a su mascota o que la hayan adoptado de la calle en condiciones críticas , en el ámbito de la educación canina sucede lo mismo. La educación de un perro es una forma de ayudar al animal y al propietario, de darles mayor calidad de vida a ambos en la mutua convivencia y de reforzar un vínculo sano entre ellos. Los precios deben ser accesibles para todos puesto que independientemente de la solvencia económica de una persona, sus perros merecen la mejor atención y calidad de vida. No es ético reservar la educación canina exclusivamente para las altas clases sociales.

Por otro lado, tampoco es una cuestión de que cuanto más tiempo pase un perro en una escuela más aprenderá. De nuevo, no se trata de tiempo, sino de la calidad y dedicación en la enseñanza. El uso de un método de adiestramiento correcto en positivo, así como de un entrenador experimentado respetuoso con los animales, que dedique gran parte de su tiempo en brindarle atención diaria y especializada y en donde el animal no pase a ser un “número más” en la escuela en donde va a ocupar la jaula “# x” , es el factor decisivo en la calidad del entrenamiento.

Otro comentario frecuente que me comentan los propietarios y entrenadores es que no se debe adiestrar a un perro hasta después de los 6 u 8 meses de edad. Y yo me pregunto por el origen de este comentario tan habitual.

Los perros pasan por un período crítico de socialización o impronta, que comprende de las 3 semanas de vida del animal a los tres meses. Hasta los 5 meses, el perro va a seguir teniendo una mayor capacidad de asimilación de todos aquellos estímulos que le rodean, estímulos que condicionarán su comportamiento futuro. Es por ello que mediante el uso de técnicas correctas de educación, esta etapa de la vida del perro es la mejor para implementarle nuevas conductas aceptables por nosotros, entre ellas la enseñanza de órdenes de obediencia básica.

Busquemos profesionales cuyas técnicas de enseñanza vaya siempre acompañadas a mejorar la vida de estos maravillosos y cercanos animales.
Gracias!

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